Quiero resaltar que el proyecto de la cátedra surgió de un proceso político académico de lxs propios estudiantes de la escuela. Aquí el deseo, la creatividad y el empuje crítico colectivo se pusieron en acción. Recuerdo que, en un primer momento, se identificó las problemáticas de la Cátedra A: su titular, Ricardo Del Barco, un dinosaurio de la democracia cristiana, se encuentra allí desde la dictadura militar y logró que ni él ni sus cinco ayudantes fueran concursados. Del Barco nos acusó que se trataba de una “persecución ideológica” (hasta el día de hoy mantiene su postura) porque sosteníamos que los contenidos de la materia tenían como objetivo profundizar el modelo de “Universidad de Mercado” y nada tenían que ver con nuestras búsquedas de un espacio de formación en la ECI donde poder pensar// discutir/ debatir sobre política y comunicación. A su vez, porque la Cátedra A tenía consejeros que les impulsaban sus “demandas” en el consejo, pero jamás para nada público, sino para sostener sus posiciones de privilegio y, en efecto, no alterar el status quo de la institución: "no tocar a nadie para que nadie nos toque".
Luego se comenzó a trabajar a partir de seminarios y/o talleres en propuestas y alternativas para la construcción de un nuevo espacio. Comenzamos con la búsqueda de docentes comprometidos. Éramos muchos que luego de asambleas, asistencias, intervenciones, radio abiertas, presentación de informes, expedientes en el Consejo de Derecho y de la ECI, el espacio logró ser reconocido como curso paralelo, luego como cátedra paralela y ahora es Cátedra B de Política y Comunicación, según los estatutos de la universidad. Este fue y es, entonces, un espacio ganado por lxs propixs estudiantes.
Sin embargo, desde la dirección de la ECI siempre se pusieron trabas desinstitucionalizantes sobre la situación precaria de la cátedra y desgastar el pedido de concurso en la A. La situación de marginalidad es crítica y no cambia. Si hay algo que caracteriza a la ECI es la multiplicación de cátedras igual de malas que la A, igual de “truchas” y justifican que la problemática es por falta de presupuesto cuando los pocos concursos que se realizan son acomodados dejando de lado la importancia de nuestra formación.
En ese sentido, si dejamos que la cátedra B de Política y Comunicación se caiga, la máquina burocrática de la ECI absorberá y desarticulará este espacio propio de pensamiento y resistencia de lxs estudiantes. Romper los límites impuestos en las decisiones del futuro de la ECI está en nosotrxs- como lo hicimos con el surgimiento de la cátedra b- en la voz propia y la deliberación pública, en tanto estudiantes de una universidad pública. Saludos!